Casa Asia presenta dos proyectos en el Real Jardín Botánico (RJB) de Madrid. Por un lado, la instalación Un jardín zen negro, construido con las cenizas del volcán de Cumbre Vieja de la Isla de La Palma, y, por el otro, el proyecto expositivo La risa de las flores que reúne obra de catorce artistas asiáticos y españoles que han investigado la cultura de las flores en Asia.

El proyecto Un jardín zen negro se ha concebido como una instalación efímera que pretende “rendir homenaje a los habitantes de la Isla de La Palma» y se presenta en la terraza de la Flor junto al Palacio Villanueva, ocupando una zona de 250 m2 del RJB y se podrá visitar del 12 de junio hasta el 7 de diciembre de 2022. La exposición La risa de las flores se ubica en el invernadero de los bonsáis y en el Patio del Tilo, y estará vigente del 12 de junio al 25 de septiembre de 2022.
 
El arquitecto japonés Hiroya Tanaka es el autor del proyecto paisajístico, Un jardín zen negro, comisariado por la directora de Cultura y Exposiciones de Casa Asia, Menene Gras Balaguer, que también es la comisaria de la exposición La risa de las flores en la que participan 7 artistas españoles, Frederic Amat, Marisa González, Manuel V. Alonso, Nicolás Combarro, Teresa Manrique, Javier Garcerá, Ana Nance, dos japoneses Mari Ito y Azuma Makoto, la iraní Mana Salehi, la filipina Wawi Navarroza y tres coreanos, Koo Jeong A, Lee Lee Lam y Han Sungpil, con sus representaciones imaginarias de la flora asiática.
 
Fechas:
Un jardín zen negro: Del 12 de junio al 7 de diciembre de 2022. Terraza de la Flor junto al Palacio Villanueva
La risa de las flores: Del 12 de junio al 25 de septiembre de 2022. Invernadero de los Bonsáis y el Patio del Tilo.
Lugar: Real Jardín Botánico. Plaza de Murillo, 2 (Madrid)
Entradas: Acceso a las exposiciones incluida con la entrada general al Jardín Botánico. Compra aquí tu entrada al Jardín Botánico.

Un jardín zen negro en homenaje a la Isla de La Palma 
Se trata de una creación artificial que imita simbólicamente la naturaleza y se presenta como un espacio de contemplación, por oposición a la invitación al paseo que plantea el jardín botánico y sus colecciones científicas, concebido como un paisaje enmarcado en este entorno, que disfruta de total autonomía y cuyos elementos compositivos equivalen a representaciones de partes integrantes de los escenarios naturales que conocemos. 
 
El carácter específico de este jardín japonés para otro jardín como el RJB es que no sólo se trata de un jardín seco, sino de una creación paisajística que destaca por su composición. El arquitecto Hiroya Tanaka ha planteado un jardín cuya superficie se cubrirá con las cenizas de la lava del volcán de Cumbre Vieja de La Palma, reemplazando cualquier otro material artificial como la gravilla blanca u otras similares a las que se utilizan para muchos jardines similares. “La intervención del Cabildo de la Palma ha sido indispensable para poder recoger las más de setenta toneladas necesarias para cubrir toda la superficie que ocupará este jardín seco”. 
 
Para Tanaka, si bien los jardines negros son una excepción, estos sí existen en Japón, un país volcánico que convive con las numerosas erupciones que se producen anualmente, así como con los temblores de tierra y maremotos que coinciden con el ecosistema de la región. Para Tanaka, el simbolismo asociado a las cenizas de las coladas del volcán Cumbre Vieja de La Palma va más allá de un mero efecto óptico. La recuperación de las cenizas para este proyecto “tiene forma de homenaje y a la vez de evocación de un suceso que nos recuerda la urgencia de una toma de medidas para salvar el planeta”. 
 
La composición del jardín seco que se instala en el RJB se complementa con una selección de piedras de gran formato que se colocan articulando una constelación que se escribe sobre el paisaje. Esta constelación replica las siete islas del archipiélago de las Canarias, La Palma, El Hierro, La Gomera, Tenerife, Gran Canarias, Lanzarote y Fuerteventura, aunque el orden que sigue en la disposición responde a los criterios de organización del espacio del jardín y su ocupación, para respetar los campos de visión y perspectiva que son propios de un jardín japonés. Las piedras o rocas representando las islas están a su vez rodeadas de las cenizas negras que se identifican con el océano que las embiste


 
La risa de las flores, interpretada por 14 artistas contemporáneos 
El título de este proyecto expositivo La risa de las flores se ha extraído de uno de los haikus de primavera de Matsuo Bashô, poeta japonés (1644-1694) y reúne obra de artistas asiáticos y españoles que han investigado la cultura de las flores en Asia y “han dedicado una parte de sus trabajos a replicar lo que la Naturaleza crea por sí misma, aunque ninguno de ellos sea especialista en el arte floral ni botánico”
 
El denominador común es su “contribución a la presencia de las flores en las artes visuales y en las artes plásticas en el transcurso de la historia del arte, partiendo de la idea de la flor y su impacto cultural en el mundo”. Los soportes que utilizan son el vídeo, video instalación, fotografía, pintura y dibujo.
 
Los catorce artistas que participan en el proyecto son los japoneses Mari Ito, cuya pintura propone una nueva manera de entender la naturaleza o Azuma Makoto, popular por sus creaciones y uno de los grandes representantes de la modernización del Ikebana mediante el uso de las tecnologías digitales; los coreanos Han Sungpil, conocido por su Homenaje a Monet, evocando el jardín de Giverny, Lee Lee Lam por su particular Mona Lisa, o los dibujos de Koo Jeong A; l la iraní Mana Salehi y sus campos de azafrán, a los que se suman los artistas españoles, Marisa González con sus dibujos minimalistas, Manuel V. Alonso y su sketchbooks, los grandes formatos monocromos de Javier Garcerá, las pinturas de Teresa Esteban reproduciendo las flores nacionales de Tailandia y Filipinas, las flores de “Papers de l’India” de Frederic Amat, o Ana Nance y Nicolás Combarro & Wawi Navarroza (filipina), “a los que la práctica del viaje de formación y descubrimiento les ha hecho cambiar la mirada a otros mundos que desconocían”.
 
En la historia de la pintura el arte floral siempre ha estado presente y ha sido reincidente en todas las épocas o períodos. Además de ser símbolos de ofrendas y cultos fúnebres, o de ser muy apreciadas en el Antiguo Egipto, los textos más antiguos que se conocen sobre las flores y su utilización proceden de China, aunque es gracias a la poesía clásica china cuando la naturaleza se convierte en la aliada perfecta del hombre. 
 
Por otra parte, el simbolismo asociado a algunas flores es característico de casi todas las tradiciones, como en ese caso la fertilidad que se atribuye a la orquídea, entre otros atributos a las demás flores, como ocurre con el cerezo en Japón.
 
Organiza: Casa Asia, con el patrocinio de Fundación ACS y el Cabildo de La Palma y, con la colaboración del CSIC, Real Jardín Botánico de Madrid, Embajada de Japón en España, Naturpiedra, Burgos & Garrido Arquitectos, aTt Técnicos de Teatro, Veranos de la Villa, Museo Lázaro Galdiano y Fundación Japón, Madrid.